Soja: el Niño traerá mayores rindes pero también enfermedades

Las buenas lluvias que se esperan impulsarán un crecimiento de los rendimientos, pero advierte sobre la mancha ojo de rana y enfermedades de fin de ciclo (EFC).

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La soja de este año promete una gran campaña, impulsada por un escenario favorable de precios y pronóstico de año Niño.

Este panorama climático, que sin dudas permitirá sumar quintales de rendimiento a los productores, constituye un arma de doble filo, porque el clima inestable y con mayores eventos de lluvias se perfila como la puerta de entrada ideal para enfermedades que en la campaña pasada tuvieron una discreta presencia. “Con seguridad tendremos problemas de enfermedades de fin de ciclo y mancha ojo de rana (MOR) con mayor intensidad, que obligará a los productores a usar fungicidas”, comentó el ingeniero agrónomo y especialista en fitopatología de la Fauba, Marcelo Carmona, en diálogo con Clarín Rural . Frente a esta situación, dijo que los productores deberán planificar con anticipación sus estrategias sanitarias para enfrentar un escenario en el que habrá mayores posibilidades de ataques de patógenos foliares. Así, la combinación de año Niño y la siembra de variedades susceptibles se reflejará en una mayor presión de enfermedades. Según Carmona, el primer paso para abordar una estrategia sanitaria integral y preventiva es el monitoreo de lotes, sobre todo, aquellos que presentan más años de monocultivo. Estos son los primeros que deben ser monitoreados y tratados con fungicidas, porque existe una relación directa entre monocultivo, lluvia y enfermedad, sostuvo. Para él, la palabra clave de esta temporada es “anticipación”. Por eso, los productores deben saber con la mayor antelación posible cuáles son los criterios para el monitoreo y el uso de fungicidas y así poder actuar con conocimiento cuando los problemas se presenten en el cultivo. Por último y asociado a las enfermedades foliares, Carmona señaló un concepto que se destaca por su sencillez agronómica: “El productor debe entender que lo que es bueno para la soja, también lo es para las enfermedades”. En concreto, advirtió que los productores deberán prepararse para un trimestre octubre-diciembre (momento de la siembra de la oleaginosa) en el cual las lluvias de “El Niño” abrirán la puerta al accionar de los patógenos que habitan el suelo, los cuales atacan desde la germinación del cultivo. “En este punto habrá que pensar en un tratamiento de semillas bastante especial y diferente en el caso de siembras tempranas porque si se presentan condiciones de frío y agua, habrá mayor predisposición al ataque de este tipo de patógenos”, manifestó. Más allá de esta campaña, Carmona se animó a mirar hacia el futuro y vaticinó que el desafío fundamental de la siembra directa será hallar una solución a los problemas de hongos que viven en el suelo. Desde su óptica, la rotación de cultivos se muestra ineficiente frente a esta problemática, pero desde la FAUBA investigan para encontrar posibles soluciones. “Trabajamos en alternativas de control que tienen que ver con productos que puedan ir a la raíz, pero que no son estrictamente fungicidas, sino activadores de las defensas”, concluyó.