Fin de verano, ajuste anual del precio en la hacienda gorda, como todos los años
La ocupación de los corrales para principio de febrero, rondó el 53 %, mismo valor que diciembre y enero.
Claramente estamos frente a unos corrales expectantes, que mantienen la ocupación estable, con un IRF (compras sobre ventas), de equilibrio (0.98 durante el mes de enero). Tendencia que se repite todos los años, y que se revierte cuando inicie fuertemente la zafra, es decir durante marzo, abril y mayo. Durante el mes de enero, más allá de la estabilidad en los encierres, se han observado cambios, tanto en los costos, como en los precios de la hacienda. El costo del kilo producido, para hacienda liviana, (y la más eficiente) no baja de los 13-14 pesos el kilo; cuando promediando el 2013, hablábamos de 8-9 pesos. Los insumos de la alimentación y sanidad, el gasoil y el mantenimiento de las maquinarias se encuentran entre los principales factores del aumento. Respecto de los valores de la hacienda, vale una explicación con mayor detenimiento. Mucho se ha publicado en las últimas semanas, sobre su aumento y el impacto en el mostrador. Pero no se ha explicado correctamente el tema. La hacienda en pie viene verificando, durante los últimos años, un ajuste en los finales del verano y principios del otoño. Este ajuste esta relacionado con una faltante de oferta de animal gordo en dichos meses. Ahora bien, lo que no se ha dicho en general, es que la hacienda en pie sube en estos meses, hasta alcanzar un techo, para luego, con el correr del año, ir ajustando a la baja. Los precios pueden perder un 10% en promedio como fue la diferencia entre otoño y primavera 2013, o hasta un 25 % como fue en el 2012. Claramente, este ajuste a la baja que se da en pie, no se verifica en el “mostrador”. La estrategia de la industria y los comerciantes durante estos meses, es culpar a la hacienda en pie, y ajustar en el mostrador. Todo lo que ellos ajusten hoy saben que será un margen adicional con el correr de los meses, en la medida que la hacienda empiece a bajar su precio. Para tomar como referencias. El Promedio del Ternero en mercado de Liniers en el mes de Abril 2011(valor techo para ese año), fue de 9.66 $; y el del novillo, de 7.94 $ por kilo. Los valores para esas mismas categorías en Febrero 14, fueron de 15.55 $ el kilo promedio de ternero; y 14.2 $ para el novillo. Si tomamos los valores de febrero 14, como el ajuste para todo el 2014 en cuestión; tenemos que la hacienda en pie, ajustó durante 2011/12/13 y 14, un 15.36 % por año, para la categoría ternero; y un 18 % por año, para la categoría novillo. Ambos valores por debajo de la pauta inflacionaria. La hacienda no ajusta todos los meses, un valor determinado. La hacienda ajusta por ciclos productivos; y puede permanecer con un atraso importante respecto a la inflación. Si tomamos el valor de Mayo 12, del ternero, lo encontramos a 11.38 $ el kilo. A partir de esa fecha, el precio bajó, y recién alcanzo y superó ese valor, en Noviembre 2013, es decir 18 meses después. Creemos que es importante clarificar esto, porque sino se pierde de foco la realidad del sector y se mal entienden los aumentos de precios. Resumiendo, la hacienda en pie, no ajusta mensualmente, sino lo hace en forma estacional; y tal vez pueden pasar varios ciclos productivos sin que suba, y por lo contario baje. Que el sector industrial y comercial, ajuste los valores al mostrador, en base a los precios máximos del año, sabiendo que después, se verifica inexorablemente una baja de la hacienda, es un tema de esos eslabones, que deberán analizarse de manera particular, si lo que preocupa, son los precios al público. Lo que si está claro, es que los valores que recibe el productor, necesarios para la inversión que representa la producción de carne, no subieron en forma desmedida ni antojadiza. Tan sólo se vienen recuperando, desde octubre pasado, los precios que se verificaban en abril 2012. Si la hacienda en pie no tiene valores acordes a los costos actuales, no hay manera de trasladar valores a la cría, y así, toda la cadena productiva termina frenándose, con las consecuencias que todos conocemos; caídas de stocks, y aumento de precios estructurales, por falta de oferta.