El maíz mantiene su potencial a pesar del exceso de lluvias

La recomendación para este año en particular es extender su siembra a noviembre o principios de diciembre, para escapar a mayores riesgos climáticos. Incluso estiman mayores rindes.

El maíz mantiene su potencial a pesar del exceso de lluvias

Así lo indicó Alfredo Cirilo, especialista en ecofisiología de cereales y oleaginosas del INTA Pergamino. “Las siembras tardías podrían traer alivio en la zona núcleo debido a que desde el punto de vista climático, son más seguras y estables”, aseguró.

De hecho, en los últimos años, quienes sembraron tarde tuvieron buenos resultados: un 50% más de rinde, comparado con la siembra temprana en septiembre y principios de octubre.

Aunque las siembras tardías –fin de noviembre o principios de diciembre– pueden significar un potencial de rendimiento ligeramente más limitado que las siembras tempranas, desde el punto de vista climático son más estables. “La planta florecerá a fines de febrero y climáticamente estará menos expuesta a estrés por falta de agua o exceso de calor. Escapa al período de riesgo climático”, expresó Cirilo.

El especialista recomendó, además, “usar híbridos de ciclos más cortos, disminuir la densidad de plantas por hectárea y realizar un minucioso monitoreo de los lotes”. Cirilo brindó algunas recomendaciones para el Norte de Buenos Aires, Sur de Santa Fe y Este de Córdoba: “En estas zonas se debería evitar sembrar a principio de noviembre porque florecerá en enero, etapa con alto riesgo por las temperaturas elevadas. En cambio, las siembras de fines de noviembre y principio de diciembre escaparían a ese riesgo”.

Asimismo, se deberán evitar densidades superiores a 80.000 plantas por hectárea: “Para siembras demoradas la recomendación es de un 5 a 10% menos de plantas, o sea, de 70.000 a 75.000”, detalló.

Si la siembra se extiende a principios de enero, el híbrido a sembrar tendrá que ser de un ciclo más corto debido a que el llenado de grano ocurrirá en marzo-abril, período en el que las temperaturas disminuyen y puede complicarse el secado de los granos.

También recomendó tener presente el riesgo de ataques de plagas que se acentúa con la demora en la fecha de siembra. “Como es el caso de la oruga barrenadora de la caña de maíz y el mal de Río Cuarto”, dijo Cirilo y aclaró: “El productor deberá tener esta situación en cuenta, usar genotipos que posean tolerancia genética a esta plaga y realizar un monitoreo exhaustivo para detectar la presencia de adultos que puedan poner huevos”.