Apuntes para una agricultura forrajera

La coyuntura en que nos encontramos en la producción de carne y de leche actualmente lleva a trabajar y a pensar de una manera distinta a como se ha venido haciendo durante los últimos años o décadas, apunta el autor de este articulo.

El productor argentino es terriblemente eficiente cuando hablamos de los cultivos agrícolas (soja, maíz, trigo, cebada, girasol y sorgo) pero ese mismo productor cuando trabaja con cultivos de forrajes llámese pasturas o reservas forrajeras, razona de una manera diferente. Parte de este razonamiento es que no puede medir el ingreso de una manera fehaciente como lo hace con la agricultura con lo cual no puede aplicar la ecuación de ingreso/gasto que realiza para evaluar cualquier tecnología. En la agricultura forrajera la medición es más compleja ya que la cosechadora es el animal y este produce nuestro ingreso final que es la carne o leche según sea la actividad que estemos.

A modo de ejemplo en ningún lugar de nuestro país desde el Norte al Sur nadie duda que el maíz demanda de fertilizantes para poder producir un determinado nivel de rendimientos. De la misma forma las pasturas de hoy en día requieren de fertilizantes para producir más forraje y de muy buena calidad en la misma unidad de superficie. Tenemos suficiente información en este aspecto para llevarla a cabo en las distintas zonas del país. Lo que es importante es que esa suficiente información generada por instituciones públicas o privadas las podamos llevar a cabo.

Hoy teniendo menos superficie destinada a las pasturas y a las reservas forrajeras debemos crecer en volumen de calidad y uno de los tantos insumos en los cuales debemos apoyarnos para cumplir dicha meta son: la genética, la fertilización, así como también el control de malezas e insectos entre otros tantos aspectos. Todos estos influyen y son importantes si los analizamos en conjunto y no de manera aislada. De nada sirve sembrar una muy buena variedad o híbrido sino le vamos a dar los requerimientos que necesita.

Es de vital importancia que repasemos todos los procesos involucrados en nuestra producción (desde la siembra hasta la cosecha o el suministro del alimento que estamos generando) y veamos dónde podemos ser más eficientes, qué puntos debemos mejorar o ajustar de manera de mejorar nuestra ecuación de producción. Es importante revisar el gasto pero debemos mantener a la columna del ingreso de manera tal que nuestro margen no se caiga.

No pasa por comprar o usar el insumo más barato, es importante que nos tomemos el tiempo para analizar la gran oferta que tenemos y podamos planificar con tiempo. Muchas veces los insumos más baratos en términos de $/kilo son los más caros en términos de $/materia seca consumida o $/materia seca digestible.

Primero al tener costos crecientes en nuestros insumos nos lleva a levantar la columna del ingreso para seguir manteniendo nuestro margen. Esto implica que la tecnología no es la variable de ajuste ya que la caída que podemos tener por no aplicar la misma puede ser importante.

Muchas de las tecnologías a aplicar hoy en día son de costo cero; si no aplicamos los conceptos básicos que hemos aprendido o escuchado los últimos años, no vamos a poder dar el salto que la agricultura forrajera nos está demandando.

Nuestro país lo necesita de modo que podamos producir más carne y más leche.