Advierten que disminuyó cinco veces la capacidad de los suelos de aportar nitrógeno y fósforo

Un estudio que analiza los últimos 40 años de la actividad agrícola explica que, de mantenerse la elevada proporción de soja en las rotaciones, se espera que siga disminuyendo el nivel de materia orgánica en los suelos, sobre todo en el este Pampeano, el área mas afectada por la agricultura.

Advierten que disminuyó cinco veces la capacidad de los suelos de aportar nitrógeno y fósforo

La Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA) elaboró un mapa de suelos; trabajo que fue reconocido con el Premio de la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, y que analiza el efecto de la agricultura sobre la productividad, la fertilidad y el secuestro de carbono en los últimos 40 años, con datos georeferenciados. Además del aporte al sector con la puesta en conocimientos de dichos datos, los investigadores advierten que disminuyó cinco veces la capacidad de los suelos de aportar nitrógeno y fósforo.

Luego de cuatro años de trabajo, la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) concluyó el primer muestreo georeferenciado de los principales tipos de uso del suelo de la Región Pampeana de la Argentina. El estudio, que permite estimar a escala de partido los niveles de materia orgánica, la fertilidad, el secuestro de carbono y el impacto de la agricultura sobre esas variables, sólo tiene antecedentes en los mapas generados por el INTA entre 1960 y 1980, aunque en ese momento no se disponía de información geoespacial.

“Generamos una base de datos y una biblioteca de muestras que el día de mañana puede aprovecharse otra vez. Dentro de 20 ó 30 años otro grupo de trabajo puede ir exactamente a los mismos lugares donde estuvimos, volver a muestrear los suelos y compararlos con nuestros datos de productividad, fertilidad y secuestro de carbono”, dijo Roberto Álvarez, profesor de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes de la FAUBA.

Algunos de los resultados de la investigación son alarmantes. Por ejemplo, se advierte que la fertilidad de los suelos cultivados en la Región Pampeana disminuyó cinco veces en los últimos 40 años. “Esto significa que siempre vamos a ser dependientes de la fertilización”, sostuvo Álvarez, y agregó que, de mantenerse la elevada proporción de  soja en las rotaciones, se espera que siga disminuyendo el nivel de materia orgánica en los suelos, sobre todo en el este Pampeano, el área mas afectada por la agricultura.

El trabajo se denominó “Productividad, fertilidad y secuestro de carbono en suelos pampeanos: Efecto del uso agrícola”, y fue ganador de la edición 2012 del Premio Pérez Companc que otorga la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, donde se presentaron distintas investigaciones que analizan las consecuencias del manejo agropecuario sobre la sustentabilidad y la provisión de servicios ecosistémicos.

El relevamiento, financiado por la UBA mediante un UBACYT, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y el CONICET, se realizó sobre 400 sitios ubicados en establecimientos productivos representativos de cada zona de la Región Pampeana. Se tomaron muestras de suelo a un metro de profundidad y se evaluó la capacidad productiva y la fertilidad en cinco tipos diferentes de usos (agrícolas, ganaderos, arboledas, parques y bajos inundables). Luego, se compararon los resultados con los obtenidos por el INTA, principalmente entre 1960 y 1980, para analizar qué propiedades fueron afectadas por la agricultura.

“Hay variables que no fueron muy afectadas por la agricultura, como la profundidad y la capacidad de retención de agua de los suelos. En cambio, encontramos un impacto enorme en los aspectos asociados a la fertilidad, en la capacidad de los suelos de aportar nitrógeno y fósforo a los cultivos, que hoy es cinco veces mas baja de lo que fue originalmente”, dijo Álvarez.

Además, señaló que el monocultivo de soja genera una situación muy particular: La producción agropecuaria pampeana sólo caería 16% si no usáramos fertilizantes, porque la soja ocupa hasta un 70% de la producción, según los años, y este cultivo no demanda un mayor uso de nutrientes externos (a diferencia de los demás cultivos, toma nitrógeno del aire y responde poco al fósforo). Es un caso particular en el mundo, donde en promedio la producción de alimentos depende en un 50% de los fertilizantes. Este porcentaje es aún mayor en países con largas historias agrícolas, como los de Europa.

El trabajo de la FAUBA también incluyó la realización de un mapa del carbono secuestrado en los suelos de la Región Pampeana, elaborado en base a los muestreos de materia orgánica e información satelital del IFEVA, sobre la superficie de cada tipo de uso del suelo por partido. “Si se mantiene la proporción actual de soja en las rotaciones, estimamos que en el futuro va a seguir cayendo el nivel de materia orgánica en los suelos. A medida que la superficie sojera sea mayor, las caídas van a ser más importantes, sobre todo en los suelos del este de la Región Pampeana, ricos en materia orgánica. En tanto, las caídas van a ser menos importantes en el oeste, donde los niveles son más bajos y mas fáciles de mantener”, sostuvo Álvarez.

Para finalizar, el investigador advirtió que, a futuro, la fertilización y la rotación de cultivos van a ser las herramientas clave para incrementar la productividad del sistema, aumentar la producción de rastrojos y los niveles de materia orgánica en los suelos pampeanos.