La calidad del inoculante juega su partido
La evolución de la superficie destinada a ser picada para la confección de silajes en Argentina ha tenido un marcado ascenso en estos últimos años, solo a modo de ejemplo según datos de la CACF por el año 2004 se picaban unas 210.000 has mientras que en la última campaña se picaron más de 1.600.000 hectáreas.
Esto significa que ha habido muchos productores que han comenzado a aplicar esta nueva técnica de almacenamiento de forrajes, y como toda nueva tecnología que se introduce ha llevado un tiempo de maduración en la cual muchas veces se cometen errores para aprender de ellos, sobre todo cuando no hay asesoramiento técnico adecuado. Aún hoy en día queda mucho por aprender.
En este contexto se fue descubriendo la importancia del uso de inoculantes para silajes como una pata fundamental junto con otras tecnologías de manejo para lograr el éxito del proceso de fermentación y la posterior conservación del forraje en el tiempo.
En este avance de superficie picada fue quedando un nicho de mercado para los inoculantes que fue aprovechado legítimamente por algunas marcas que dominan el mercado pero que venden productos que carecen de un alto nivel tecnológico y por ende hacen que quien tenga que aplicarlo le resulte muy poco práctico y engorroso.
Producto concentrado que use baja dosis, con poca necesidad de litros de agua por tonelada de materia verde, para darle a la máquina picadora mayor autonomía de trabajo, de esta forma el contratista evita tener que detener la marcha cada 2 o 3hs para preparar el inoculante. Un “buen inoculante” debe garantizar que la cantidad de bacterias que dice contener en el producto y que puedan llegar vivas al momento de la aplicación, para lograr esto habrá que tener en cuenta cuál ha sido el proceso de industrialización del inoculante envasado, ya que cuando en este proceso se utilizan tecnologías más avanzadas (como la liofilización) las bacterias llegan intactas al momento de ser usadas, además el producto puede ser utilizado hasta 2 años después de su fabricación sin perjuicio de su eficiencia.
Un inoculante para silos debe contener BAL homo fermentadoras vivas y proveer al menos 100.000 Unidades Formadores de Colonias por gramo (UFC/g) de forraje húmedo pero al mismo tiempo debemos contar con al menos 50.000 UFC por cada cepa bacteriana para que surtan un efecto significativo, con lo cual no serviría de nada tener muchos tipos de bacterias en un mismo frasco si no ofrecen 100.000 UFC/gr. “No se pude utilizar el mismo inoculo para maíz y sorgos; que para alfalfas y pasturas” Al mismo tiempo se debe comprender que no se puede utilizar un mismo inoculante para materiales ricos en azúcares como es el maíz y el sorgo; y el mismo producto para materiales pobres en energía y ricos en proteínas como pasturas, soja, etc.; ya que las problemáticas que presentan son completamente diferentes.
Otro punto importante a tener en cuenta es que los inoculantes que requieran cadena de frío deben ser cuidadosamente respetados para llegar con la cantidad de bacterias necesarias para una fermentación eficiente. Si se corta la cadena de frío las bacterias se mueren, incorporándose agua con bacterias muertas.
Para que el picador de forrajes pueda trabajar cómodamente y no le resulte una carga la tarea de la inoculación el producto debe ser de fácil disolución, que no hagan grumos y tapen las boquillas del aplicador, que sea un producto que se pueda aplicar en pequeña dosis por tonelada de materia verde (por ejemplo 1 o 2 gramos de producto por tonelada de materia verde) y que no requiera grandes volúmenes de agua (la mayoría requiere entre 2 y 4 litros por tonelada de materia verde mientras que un buen producto puede trabajar hasta con 250 ml. De agua por TN de MV). Esta característica hace que un picador en lugar de tener que estar deteniendo la marcha cada 2 o 3 horas para preparar el producto puede trabajar con una autonomía de 6, 7 o más horas dependiendo la capacidad de su tanque.
Otra cosa que hace la tarea más práctica es que el inoculante venga con un desactivador de cloro, de esta forma podemos usar agua corriente sin preocuparnos por la posible muerte de las bacterias.
A la hora de elegir un inoculante debe tener en cuenta: *Usar inoculante específico (en maíz y sorgo hace falta un inoculante distinto a materiales ricos en proteínas y bajos en energía como pasturas, alfalfa o soja) *Idealmente con período de vencimiento de 2 años. *Que el proceso de fabricación se haga a través de la liofilización (deshidratación en frío de las bacterias) para evitar la decadencia de cantidad de bacterias a través del tiempo dentro del envase y aplicar la dosis real recomendada. *Idealmente que No requiera cadena de frío para garantizarnos aplicar la cantidad de bacterias que dice la etiqueta ya que en verano es muy difícil evitar que la misma se interrumpa. *Que sea de fácil disolución (que no haga grumos para evitar tapado de boquillas) *Que el inoculante tenga desactivador de cloro para poder usar agua corriente.