Cómo vienen las perspectivas de siembra de maiz
Las condiciones comerciales, con el ajuste en los márgenes brutos de producción proyectados, podrían dar lugar a un nuevo recorte del área sembrada.
Algunos factores se combinaron para dar lugar en la semana a un repunte del nivel de actividad en el mercado maicero, incluso pese a que los precios no mostraron ninguna mejora en la semana. En efecto, mientras continuó el derrumbe de los valores negociados en el mercado externo de referencia, los precios domésticos del cereal a duras penas han logrado sostenerse relativamente estables.
Del lado de la demanda, los márgenes teóricos de la exportación han mejorado en las últimas semanas, combinándose con un cierto repunte en la competitividad externa de nuestros valores de exportación. Sin embargo, es dudoso que esta ventaja relativa se mantenga en el tiempo habida cuenta que en argentina se está cerrando la ventana de cosecha mientras que Brasil ha dado el puntapié inicial a la cosecha de maíz de segunda y Estados Unidos comenzará a levantar el grano el próximo mes. De allí se comprende el interés de la exportación de cerrar embarques lo antes posible.
Del lado opuesto de la ecuación, el avance de la cosecha, las condiciones del grano, las perspectivas del mercado y las necesidades de fondos han determinado un mayor volumen de negocios en los últimos días. En primer lugar, las condiciones ambientales caracterizadas por bajas temperaturas, ausencia de lluvias y buena cantidad de horas de exposición solar para esta época del año determinaron un fuerte avance de las labores de trilla, que ya cursa su recta final. Sin embargo, los lotes cosechados aún mantienen condiciones de alta humedad que inclinan la balanza en favor de la venta y en desmedro de la retención, alentada a su vez porque las plantas de la zona están aceptando la recepción de la mercadería con hasta 3 puntos por encima del estándar de humedad.
Por otro lado, el nuevo ciclo de siembras maiceras en nuestro país comienza en poco más de un mes, y pese a que las perspectivas de márgenes no acompañan, aquellos que privilegian las necesidades de rotación y escogen este cultivo necesitan liquidez para la precampaña 2014/15. Sucede que en un contexto general de aumento de costos de producción, el crédito en buenas condiciones no abunda, alentando la venta de grano para poder afrontar la compra de insumos.
Agronómicamente, las condiciones resultan favorables para escoger la siembra de maíz ante el buen nivel de reservas de humedad de los suelos y las expectativas que un año niño siente las bases para un régimen de lluvias apropiado. De hecho, el nivel de humedad de los suelos es lo suficientemente bueno como para alentar el doble cultivo en aquellos campos que lo admita, aunque posiblemente la soja de segunda para seguirle al cultivo de invierno consiga más adeptos que el maíz.
Sin embargo, las condiciones comerciales, con el ajuste en los márgenes brutos de producción proyectados, apuntan en sentido contrario y podrían dar lugar a un nuevo recorte del área sembrada para el próximo ciclo, luego de la caída del 14% registrada ya en la campaña actual. Abonando esta perspectiva, las ventas de insumos son menos ágiles que las observadas a esta altura del año anterior por lo que la incorporación del maíz a los planteos productivos podría privilegiarse, fundamentalmente por motivos de rotación, sólo en lotes propios de buena calidad, mientras que resultaría prácticamente prohibitiva en campos arrendados.
Al tiempo que ello ocurre, continúan llegando noticias que confirman la expectativa de una amplia oferta global del grano a nivel global en general, y en Estados Unidos en particular. En la semana causó un fuerte revuelo las nuevas estimaciones del Consejo Internacional de Cereales que elevó su proyección de producción mundial de maíz en la campaña 2014/15 a 969 millones de toneladas, desde las 963 millones previstas el mes pasado y levemente por debajo del récord de 974 millones de toneladas de la campaña anterior.
Si bien el mismo organismo estima un nivel de consumo superior a la temporada previa, ya que pasaría de los 937 millones de toneladas de la campaña 2013/14 a 951 millones de toneladas en la 2014/15, dos años consecutivos con estos extraordinarios niveles de producción serían suficientes para dejar los inventarios mundiales de maíz en su nivel más alto de los últimos 27 años.
Como dijimos, el aumento previsto en la producción mundial se sustenta fundamentalmente en la mayor producción estadounidense, que frente a las excelentes condiciones ambientales a medida que el cultivo atraviesa su etapa crítica de definición de rindes se espera que obtenga la mayor productividad unitaria de su historia.
En efecto, si bien algunas zonas puntuales del cinturón maicero norteamericano sufrieron de la falta de lluvias durante el mes de julio, las temperaturas por debajo de lo normal combinadas con las buenas reservas de humedad que dejó un mes de junio muy lluvioso sustentan las inmejorables previsiones de rindes. Así las cosas, el contrato más cercano cerró el mes de julio con una pérdida del 17% de su valor a u$s 138,5/ton; y si la comparación se realiza con el valor un trimestre atrás la caída alcanza nada menos que los u$s 64/ton o el 32%.
Hoy en día, los analistas se dividen entre quienes creen que la fase alcista del ciclo a largo plazo de los commodities agrícolas que se disparó el año 2006 habría llegado a su cima en el 2012, y hemos por lo tanto ingresado en una fase decreciente que no detendrá su caída en el largo plazo; y quienes creen que el maíz está encontrando un piso y rebotará a partir de allí, sostenido por la demanda.
Sin embargo, lo cierto es que ante la voluminosa oferta estimada la demanda también se proyecta más robusta para el nuevo ciclo. El problema reside en el aumento relativo del primero resulta mayor que la expansión estimada del consumo, y de allí la fuerte recomposición prevista de los stocks. Entonces, para un rebote de precios no alcanza con que aumente la demanda respecto al ciclo precedente, sino que aumente aún más de lo que se cree actualmente y, de momento, no se encuentran suficientes fundamentos para sustentar dicha teoría. Habrá que ver qué sucede entonces con los planteos productivos sudamericanos, capaces de introducir cambios en el panorama planteado si los precios finalmente no logran alentar el nivel de siembras que se espera.