Aseguran que los precios de la soja no sufren grandes variaciones por el efecto silobolsa

Así lo determina un informe de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario a cargo de su director Julio Calzada, y Guillermo Rossi, analista del departamento.

Aseguran que los precios de la soja no sufren grandes variaciones por el efecto silobolsa)

uando hablamos del componente de estacionalidad en los precios de la soja en el mercado físico de granos de Argentina hacemos referencia a las oscilaciones que estos precios presentan –dentro de un mismo año- alrededor de una tendencia; las cuales se repiten de manera muy similar en el mismo mes o en el mismo trimestre de cada campaña productiva. En teoría existen dos tipos de estacionalidades: la de oferta y la de demanda. La estacionalidad de oferta es causada por comportamientos sistemáticos en la oferta de un producto. El precio de los commodities agrícolas (y específicamente la soja) muestra precisamente este tipo de estacionalidad, la cual coincide con la evolución del cultivo a lo largo del año. En los períodos de siembra, cuando la oferta es baja, los precios son elevados; en tanto que en períodos de cosecha, cuando la oferta es abundante, los precios se muestran bajos. Según nuestra hipótesis de trabajo en este estudio, durante los 80 y hasta la aparición del “Silo Bolsa” en Argentina a fines de la década del 90, se observaba de manera clara y muy marcada el siguiente fenómeno. Durante el período de cosecha de la soja, la casi totalidad de la oferta anual del producto quedaba disponible de una sola vez para ser comercializada en el mercado. Como la demanda de commodities agrícolas era y es más o menos estable a lo largo del año, los que tenían capacidad de almacenamiento en silos fijos (especialmente fábrica, exportación, acopios y cooperativas) debían almacenar la mercadería para asegurar el abastecimiento durante el resto del año. Los precios del poroto, entonces, tendían a incrementarse a lo largo del año como consecuencia de los costos de almacenaje y financieros. Para entender este fenómeno, tratemos de ubicarnos en lo que vivía el campo argentino en la década del 90 antes de la aparición del “silo Bolsa”. Imaginemos que el ciclo de precios se inicia después de la cosecha. Luego de vendida buena parte de la misma, queda habitualmente el stock final de soja que pasará a ser parte de la oferta disponible hasta el arribo de una nueva cosecha. Este stock, para ser conservado como tal, debía ser almacenado –si o si- en silos fijos y mantenerse en condiciones. Por ello, a medida que transcurrían los días, aumentaba el cargo que se debía pagar en concepto de almacenaje y eran cada vez mayores los gastos por acondicionamiento. A esto último se sumaban los costos financieros en que se incurría por no vender el grano y mantenerlo almacenado en silos fijos. Nos referimos al típico costo de oportunidad del capital, es decir, lo que se dejaba de ganar por no vender la producción, comprar U$S e invertir en un plazo fijo en un banco o en la cooperativa de la zona o por dejar de adquirir otros activos financieros (acciones, títulos públicos, etc.). Por lo expresado, los precios después de la última cosecha comenzaban a incrementarse por un valor igual al precio de cosecha más los gastos de almacenaje y los financieros. En la época de cosecha los stocks aumentaban, la oferta se elevaba, los precios caían, y la cantidad transada aumentaba. Posteriormente a la cosecha, todas las variables se iban moviendo en sentido inverso, los stocks decaían, lo cual reducía la oferta, se incrementaban los precios y disminuía la cantidad transada. Los precios bajo este esquema eran una función directa del tiempo hasta el arribo de una nueva cosecha. La hipótesis de trabajo que motivó el presente estudio fue la siguiente: nuestro convencimiento de que el proceso que describimos anteriormente en cuanto a la estacionalidad de los precios de la soja en Argentina sigue vigente en la actualidad, pero los cambios estructurales en la capacidad de almacenaje en Argentina (concretamente la aparición del silo bolsa a fines de los 90) podrían haber moderado la fuerte estacionalidad en los precios del poroto de soja. En primer lugar, es importante considerar que para almacenar la actual producción nacional de granos de casi 100 millones de toneladas, existe -según el último informe del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación al 31 de diciembre de 2012- una capacidad de almacenamiento comercial en silos fijos (plantas de acopio, industrias y depósitos portuarios) de casi 54,5 millones de toneladas. Los productores agropecuarios al año 2008 contaban con una capacidad de almacenaje de granos secos en estructuras de tipo “permanentes”, “metálicas” o de “mampotería” de aprox. 16 millones de toneladas. El dato relevante a considerar es el gran cambio producido por la incorporación del silo bolsa a partir de finales de la década del 90, donde de acuerdo a datos del INTA/Manfredi y empresas proveedoras, durante la campaña 2000/01 se embolsaron con esta tecnología 2,5 millones de toneladas de granos secos. En la actualidad, se estima en 40 millones de toneladas la capacidad de almacenaje teórica de los productores con el “silo bolsa”. En apenas trece años, creció 16 veces dicha capacidad de almacenaje.